El ser humano por naturaleza sueña y no está mal pero tarde que temprano la vida nos exige que aterricemos y que vayamos convirtiendo los sueños en hechos, realidades y logros.
Trataré de explicar mi idea bajo el siguiente contexto:
Muchos de nosotros vivimos del pasado y eso es un gran error porque este ya no existe, ya pasó y lo único que podemos rescatar de él es la experiencia, que nos dejó sobre todo para no volver a cometer los mismos errores. Para eso sirve el pasado. Solo es una referencia. Mas bien una gran referencia. Es como la huella digital, nadie la puede borrar.
También nos da por vivir del futuro y donde nos “viajamos” a escenarios creados en nuestra cabeza, pero tampoco existen.
Lo único que nos queda es el presente. Por muchos despreciado porque es más fácil hablar y fantasear de lo que no existe. Pero el presente es la antesala del futuro, porque si trabajamos arduamente en el HOY seguramente tendremos frutos que bien administrados nos dará un futuro promisorio. Un futuro congruente. Pero no lo queremos entender. Es como si el presente no fuera avanzando y estamos equivocados. Este avanza y las oportunidades siguen pasando, pero desafortunadamente muchas veces nos las aprovechamos.
El presente es retador porque este refleja nuestra realidad. No queremos afrontar las aristas que este trae porque en la mayoría de los casos preferimos evadir.
Nos cuesta vivir el presente por una necesidad de control. Una de las cosas que más se nos dificulta vivir en el presente es la intolerancia a la incertidumbre. Cuando no somos capaces de fluir con los acontecimientos de nuestra vida, surge en nosotros una necesidad de controlar el futuro. Y eso nunca va a pasar.
Vivir el momento presente implica afrontar con una actitud de apertura todo lo bueno y malo que nos ocurre; nos permite disfrutar de cada situación, ser conscientes y coherentes con nosotros mismos y con nuestro alrededor.
Debemos poner atención a los detalles, a como respiras, sientes y percibes tu realidad. Es vivir cada día como si fuera una nueva oportunidad, una última, porque justo eso es lo realmente es.
En mi calidad de Asesor Empresarial me di a la tarea de encontrar una propuesta para los Ejecutivos que ponen su confianza en nosotros y encontré que una de la practicas más importantes es el mindfulness o atención plena. Esta se basa en la consciencia y en una percepción agudizada para aceptar el presente. Consigues prestar una atención plena a lo que sientes y a lo que haces. Te concentras en el flujo de tus pensamientos y emociones sin juzgarlos. Es un enfoque pragmático orientado a los objetivos personales y empresariales.
Esta práctica nos permite disfrutar del mundo cotidiano, comprendernos mejor a nosotros mismos y darnos cuenta de las oportunidades que debemos tomar en calidad de URGENTE.
Tu PASADO no determina tu FUTURO, en cualquier momento puedes tomar una decisión y CAMBIAR el RUMBO de tu VIDA. Autor desconocido
No pretendo filosofar sobre la vida. Pero luego me hago la pregunta. ¿Y porque no? Qué acaso no vivimos en esta vida. Una vez escuché la siguiente frase: Carpe diem, quam minimum credula postero del poeta romano Horacio, que significa “disfruta el día y no confíes en el mañana” y me recuerda otra que dice “si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes”.
Ahí te dejo mi estimado lector, hay que trabajar en el HOY. Porque solo HOY es cuando puedes, no es antes ni después. Recuerda, es un paso a la vez y edificarás tu PRESENTE.
Estamos a un café de que nos platiques qué podemos hacer por ti ó por tu empresa.
eduardo.tafoya@tafoyayasociados.com
¡Hagamos que las cosas sucedan!
El autor es director de Tafoya & Asociados. https://www.tafoyayasociados.com/
Resumen: Licenciado en Administración de Empresas Turísticas con especialidad en Planificación Turística y postgrado en Mercadotecnia. Director de Tafoya & Asociados y Nudo Marketing Agency, Director de Desarrollo de Negocio en Bienex Inmobiliaria, Coach a emprendedores de alto impacto y docente en programas de posgrado.